Entendió que ya no habia necesidad de seguir intentando engañarse, ni de engañarla a ella... Por sobre todas las cosas a ella... Pensó que de todas maneras no lo habria conseguido, lo conocía demasiado bien. Con gran esfuerzo susurró, con apenas un hilo de voz:
-¿Qué hago? decime porque ya no se...
Ella, sentada a su lado, levantó las cejas en un gesto de leve sorpresa, levantó la vista al Cielo y respondió, también en un susurro, con esa media sonrisa tan propia, que se reservaba para las situaciones más serias:
-Seguir adelante... siempre hacia adelante...